Qué debemos conocer, la alimentación como aspecto dietético, mitos y errores alimentarios…
El hecho de comer es necesario para el mantenimiento de una buena salud en cualquier época de la vida, además de ser un acto satisfactorio y gratificante pero estos no son los únicos objetivos, sino que tiene que aportar los nutrientes necesarios al organismo para asegurar un crecimiento y desarrollo armónico.
La adolescencia es una etapa de la vida con unas connotaciones fisiológicas importantes como son los cambios en la maduración emocional y social, cambios morfológicos (peso y talla del niño/a, mujer, hombre).
Esto puede influir favorable y desfavorablemente en la alimentación del adolescente, por ello es importante conocer cómo y porqué debe de alimentarse bien y los riesgos que corren cuando se modifican (con criterio meramente personal) las pautas y hábitos alimentarios, ya que condicionan el comportamiento nutricional adulto y la posibilidad de aparición de enfermedades como arteriosclerosis, hipertensión arterial, obesidad, diabetes y cáncer todas ellas relacionadas con una alimentación inadecuada.
DEBEMOS CONOCER
La energía necesaria en la adolescencia variará en función del peso, altura, edad, y grado de actividad física. La ingesta energética total debe de estar en un promedio de 2500 a 3000 Kcal.
Hay una desigualdad de masa magra (músculo) y masa grasa y un diferente desarrollo de masa ósea.
El adolescente cuando gana peso aumenta su masa muscular, su esqueleto crece más y el periodo de crecimiento general dura más tiempo.
En la adolescencia se gana más masa grasa, el crecimiento de masa ósea es menor y el periodo de crecimiento es menor también.
Como consecuencia los requerimientos nutricionales son diferentes según el tipo de tejido que se desarrolle. La cantidad de energía y proteínas no será la misma para formar un kilo de masa muscular que de masa grasa.
También será diferente la cantidad de minerales para formar mayor o menor cantidad de mas ósea.
Una alimentación equilibrada deberá incluir diariamente alimentos capaces de cumplir las tres funciones básicas: aportar nutrientes para la energía, la plasticidad y la regulación de las funciones orgánicas. Pero además la alimentación debe de ser variada y completa evitando carencias nutricionales que pueden producirse en esta época de la vida provocando enfermedades como caries, anemia, obesidad, estreñimiento, que pueden perpetuarse a lo largo de la vida adulta por persistencia de malos hábitos adquiridos en la infancia o adolescencia.
¿Cuáles son las funciones básicas?
Función energética:
La ingesta de cereales, legumbres, frutos secos y grasas aportan la energía para poder realizar el trabajo muscular y ejercicio físico propio de la edad.
Función plástica:
Los lácteos, carnes, pescados huevos, legumbres, cereales, frutas, verduras, frutos secos contribuyen a crecer , formar y renovar tejidos y fluidos.
Función reguladora:
Las verduras, hortalizas, frutas, agua, zumos favorecen que en tu cuerpo se aprovechen y regulen los procesos metabólicos.
El grupo de expertos de la FAO estableció las siguientes proporciones:
¿ Cómo se aprende a comer?
El acto de comer es fisiológico, pero la manera en que se hace es influida de forma decisiva por el contexto familiar y socio-ambiental. Sin una educación alimentaria adecuada lo más probable es que realicemos una dieta poco saludable. Actualmente propiciamos tanto en el hogar como en los medios de comunicación conductas alimentarias erróneas que además de influir negativamente en nuestro organismo, pueden determinar una relación anómala entre el individuo y la comida dando lugar a problemas como la obesidad y los trastornos de conducta alimentaria (TCA).
¿Por dónde empezar?
Instituto Aragonés de la Juventud
El hecho de comer es necesario para el mantenimiento de una buena salud en cualquier época de la vida, además de ser un acto satisfactorio y gratificante pero estos no son los únicos objetivos, sino que tiene que aportar los nutrientes necesarios al organismo para asegurar un crecimiento y desarrollo armónico.
La adolescencia es una etapa de la vida con unas connotaciones fisiológicas importantes como son los cambios en la maduración emocional y social, cambios morfológicos (peso y talla del niño/a, mujer, hombre).
Esto puede influir favorable y desfavorablemente en la alimentación del adolescente, por ello es importante conocer cómo y porqué debe de alimentarse bien y los riesgos que corren cuando se modifican (con criterio meramente personal) las pautas y hábitos alimentarios, ya que condicionan el comportamiento nutricional adulto y la posibilidad de aparición de enfermedades como arteriosclerosis, hipertensión arterial, obesidad, diabetes y cáncer todas ellas relacionadas con una alimentación inadecuada.
DEBEMOS CONOCER
La energía necesaria en la adolescencia variará en función del peso, altura, edad, y grado de actividad física. La ingesta energética total debe de estar en un promedio de 2500 a 3000 Kcal.
Hay una desigualdad de masa magra (músculo) y masa grasa y un diferente desarrollo de masa ósea.
El adolescente cuando gana peso aumenta su masa muscular, su esqueleto crece más y el periodo de crecimiento general dura más tiempo.
En la adolescencia se gana más masa grasa, el crecimiento de masa ósea es menor y el periodo de crecimiento es menor también.
Como consecuencia los requerimientos nutricionales son diferentes según el tipo de tejido que se desarrolle. La cantidad de energía y proteínas no será la misma para formar un kilo de masa muscular que de masa grasa.
También será diferente la cantidad de minerales para formar mayor o menor cantidad de mas ósea.
Una alimentación equilibrada deberá incluir diariamente alimentos capaces de cumplir las tres funciones básicas: aportar nutrientes para la energía, la plasticidad y la regulación de las funciones orgánicas. Pero además la alimentación debe de ser variada y completa evitando carencias nutricionales que pueden producirse en esta época de la vida provocando enfermedades como caries, anemia, obesidad, estreñimiento, que pueden perpetuarse a lo largo de la vida adulta por persistencia de malos hábitos adquiridos en la infancia o adolescencia.
¿Cuáles son las funciones básicas?
Función energética:
La ingesta de cereales, legumbres, frutos secos y grasas aportan la energía para poder realizar el trabajo muscular y ejercicio físico propio de la edad.
Función plástica:
Los lácteos, carnes, pescados huevos, legumbres, cereales, frutas, verduras, frutos secos contribuyen a crecer , formar y renovar tejidos y fluidos.
Función reguladora:
Las verduras, hortalizas, frutas, agua, zumos favorecen que en tu cuerpo se aprovechen y regulen los procesos metabólicos.
El grupo de expertos de la FAO estableció las siguientes proporciones:
- Proteínas: 15% del aporte calórico total
- Glúcidos: 55 a 60% del aporte calórico
- Lípidos: no más de un 30% de calorías totales ingeridas
- Fibra vegetal no debemos de olvidarla y nunca debe de ser inferior a 22 gr/día
¿ Cómo se aprende a comer?
El acto de comer es fisiológico, pero la manera en que se hace es influida de forma decisiva por el contexto familiar y socio-ambiental. Sin una educación alimentaria adecuada lo más probable es que realicemos una dieta poco saludable. Actualmente propiciamos tanto en el hogar como en los medios de comunicación conductas alimentarias erróneas que además de influir negativamente en nuestro organismo, pueden determinar una relación anómala entre el individuo y la comida dando lugar a problemas como la obesidad y los trastornos de conducta alimentaria (TCA).
¿Por dónde empezar?
- Realizar las cinco comidas: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, para cubrir las necesidades nutricionales mínimas.
- La dieta debe de ser variada y no aburrida, incluyendo alimentos de todos los grupos.
- Evitar "picoteos" ricos en grasas y azúcares que motivan el consumo de calorías "vacías" entre horas y crean malos hábitos dietéticos.
- Reducir el consumo de comidas "fast food" (rápidas)
- Procurar un ambiente agradable en las comidas. El acto de comer es también un acto relacional:
- Dedicar el tiempo necesario a cada comida, tener un lugar determinado para comer, mantener un ritmo de horario
- Para corregir un hábito vale más constancia que rigidez
- Féculas de 4 a 6 raciones (pan, pastas, patatas, arroz legumbres)
- Hortalizas, verduras de 3 a 5 raciones
- Frutas de 2 a 4 raciones
- Lácteos de 2 a 4 raciones
- Carne, pescado, huevo de 2 a 3 raciones
- Azúcar y grasas poco
- Leche 200-250 cc
- Carne 120-140 g
- Pescado 200-250 g
- Pasta, arroz 100-120 g
- Patatas 250-300 g
- Legumbres 100-120 g
- Verduras 250-300 g
- Fruta 150-250 g
Instituto Aragonés de la Juventud